Capítulo 1

1

     Cometierra, acá desaparece gente todo el tiempo, acá, tu don es oro. Ya no sé la cantidad de veces que se lo repetí. Yo no puedo quedarme callada. Pero ella se hace la que no me escucha, se levanta y se va para el baño sin contestar. También yo me paro, camino hasta la ventana y corro la cortina para mirar a la calle. No termino de acostumbrarme a los carteles. Uno atrás del otro, peleando por los pocos pedazos de cielo libre. Esto no es solo el shopping del conurbano, estamos en la capital nacional de las videntes, pero a Cometierra ninguna de todas esas charlatanas le llega ni a los talones. Ella en serio puede ver. Escucho la cadena del baño, el agua que corre por la pileta y enseguida, el botón que apaga la luz. Cuando Cometierra sale y se me acerca, no puedo quedarme con la boca cerrada y se lo vuelvo a decir: Acá podrías ser una reina, acá, tu don es oro. Ella ni siquiera me mira. Sigue esquivándome los ojos y la lengua. Va a buscar su colchón, lo acomoda en el piso, pone la almohada y las sábanas, y se acuesta para ver si se puede dormir. Nada le resulta tan difícil a Cometierra como sus sueños.

     Me acerco a ella, me agacho, le doy un beso y aprovecho para abrazarla un rato. Ella me atrapa las manos apretándomelas contra su cuerpo. Jugamos cada una en el cuerpo de la otra y a mí me da cosquillas. Hago un esfuerzo para no cagarme de la risa. Cometierra no quiere que nos separemos hasta quedarse dormida. Trato de sacar una mano, tiro hasta que lo consigo y después, la meto abajo de su remera. Le paso despacio las uñas por la espalda hasta que se queda quieta, cierra los ojos y ya no los abre. Escucho su respiración cada vez más lenta y espero. Cuando relaja los brazos me puedo levantar. Busco sin hacer ruido mi celular de arriba de la mesa, miro la hora y uso su linterna para ir a la pieza y llegar hasta mi cama. Son más de las doce y el Walter duerme hace rato. Me acuesto al lado suyo, lo suficientemente cerca para que me llegue su calor. Es de noche y todo se quedó en silencio. Antes de cerrar los ojos, me apoyo las dos manos en la panza. Si hay algo que nos sobra es tiempo. Tengo dieciséis años y mi hijo ni siquiera nació. Nosotros podemos esperar a Cometierra todo el tiempo del mundo.

M I S E R I A

Entre edificios que tapan el cielo, negocios y carteles que transforman la noche en día y multitudes en movimiento, Cometierra va acostumbrándose a la ciudad. Cuando resurge del insomnio y las pesadillas esquiva el reclamo de Miseria, la novia de su hermano Walter: «Cometierra, acá desaparece gente todo el tiempo. Acá tu don es oro».

Sin embargo, un augurio de muerte, la llegada de un bebé y la necesidad de encontrar a las chicas que faltan la fuerzan a revisar su juramento de no volver a probar tierra. Ante peligros aun mayores deberá medir una vez más su poder, pero ahora cuenta con un puñado de amigos y una aliada incondicional: Miseria.

En esta nueva novela, Dolores Reyes despliega el riquísimo universo de su libro debut, que le valiera el reconocimiento mundial y unánime de público y crítica.

La crítica ha dicho...

Autora

Dolores Reyes

Dolores Reyes nació en 1978 al oeste de la provincia de Buenos Aires, donde vive con sus siete hijos, ejerce la docencia y escribe. Estudió Profesorado de Enseñanza Primaria y Griego y Culturas Clásicas en la Universidad de Buenos Aires. Publicada en 2019, Cometierra, su primera novela, fue traducida a doce idiomas y aclamada como uno de los mejores libros del año según The New York TimesEl PaísEl MundoEl UniversalPágina 12 y PerfilMiseria es su última novela.

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