El discurso vacío

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En clave kafkiana, o, si se prefiere, al modo de Juan Carlos Onetti, esta extraordinaria novela está protagonizada por un escritor que se dedica a observar su propia caligrafía en busca de respuestas sobre su identidad. Esos trazos sinuosos le brindan respuestas sobre el significado de escribir, sobre las angustias de la escritura creativa, y en especial, sobre la siempre mágica relación de la escritura con la vida.

Descripción

La muerte, el amor, la pérdida del amor, la vejez, la poesía y la naturaleza de la ficción, las experiencias luminosas e inenarrables todo cabe en esta monumental obra.

[alaya_toggle status=»off» title=»Sello»]DeBolsillo[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»Fecha de publicación»]Septiembre 1, 2011[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»Medidas»]125 x 190[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»Páginas»]176[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»ISBN»]9788483468876[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»EAN»]9788483468876[/alaya_toggle] [alaya_toggle status=»off» title=»Contenido»]

Tal y como explica en su “prefacio luminoso”, después de recibir una beca de la Fundación Guggenheim, Mario Levrero se dio a la tarea de acabar una novela interrumpida 15 años antes. En La novela luminosa, según sus propias palabras, se proponía narrar “ciertas experiencias extraordinarias” sin que al hacerlo fueran despojadas de su cualidad de “luminosas”. Aunque ya en el mismo prólogo nos advierte de que fracasó en su cometido, porque las “cosas luminosas” no pueden escribirse. En otro momento confiesa: “Siempre supe que escribir esa novela luminosa significaba el intento de exorcizar el miedo a la muerte.”

Para conseguir aprehender las “experiencias luminosas” y ahondar en “la investigación de sí mismo”, Levrero comienza la novela luminosa con un prólogo que llama Diario de la beca y que abarca un año de su vida. Con cada una de las entradas de este diario, el autor nos habla de sí mismo, de su agorafobia, su adicción a los ordenadores, sus trastornos del sueño, su hipocondría, sus sueños y significados.

Especial capítulo merecen sus mujeres, en particular Chl, que lo alimenta y lo acompaña en sus escasos paseos por Montevideo en busca de libros de Rosa Chacel y las novelas policíacas que lee compulsivamente. La muerte, el amor, la pérdida del amor, la vejez, la poesía y la naturaleza de la ficción, las experiencias luminosas e inenarrables todo cabe en esta monumental obra.

“Una vez terminado sigue y sigue, no sólo en el cerebro y los sentidos del lector, sino también en la relectura. Para demostrar como tantas otras veces, que el combate de vivir continúa, con sus luces y sus sombras”. -Elvio E. Gandolfo.

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  • Libro de una escritura de una belleza y una intensidad deslumbrante, de un autor que se convertirá en un referente para toda la lengua castellana. [/alaya_toggle]
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  • Lectores de Enrique Vila-Matas o Roberto Bolaño. [/alaya_toggle]
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Nota 1 Página 12

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